Aprende a gestionar conflictos para convivir

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La División de Capacitación del IEMP tiene a su cargo realizar una serie de formaciones durante todo el año que resulten de interés para los funcionarios del Instituto. Tomamos algunos apuntes para ti de nuestra primera sesión del 2021.

¡Esto te interesa!


El pasado mes de febrero del 2021, el IEMP adelantó la primera jornada académica para los servidores(as) de la unidad de gestión de conocimiento del Ministerio Público, con un tema muy interesante: el manejo de los conflictos interpersonales y la convivencia, que fue preparado por nuestro jefe de la División de Investigaciones Sociopolíticas y Asuntos Socioeconómicos, Luis Enrique Martínez Ballén.

El encuentro virtual ofreció herramientas y estrategias de aplicación permanente para la construcción de escenarios confiables, solidarios, cercanos, menos agresivos y más placenteros para nuestra coexistencia pacífica con los otros. Aprender a gestionar los conflictos interpersonales, en busca de una convivencia armónica con los demás, es aplicable en cada «territorio» de nuestra vida, en la familia, la escuela, el barrio, la localidad, la comuna, el municipio o en la ciudad, y por supuesto, en el país. ¡Aquí te contamos algunas ideas esenciales para el buen vivir!

Convivir es difícil pero no imposible[1]

El conflicto es una tensión que se genera a partir de una diferencia, que conlleva a una reacción incómoda, porque me afecta en cuanto a lo que espero del otro. A lo que usualmente llamamos conflicto en la cotidianidad tiene niveles, los básicos son un desacuerdo, una desavenencia o una discordia, conceptos similares, que pueden resolverse directamente. Si no los gestionamos oportunamente, nos estrellaremos con los conflictos, que son más complejos, y que pueden requerir una conciliación, una mediación o un arbitraje.

¿Qué mecanismos conoces para gestionar conflictos?

El autor Lucaya et al. (2015) clasifica el abordaje de los conflictos en cinco niveles:

  1. el directo, que llama negociación, cuando las partes gestionan alguna diferencia entre ellas mismas;
  2. la mediación, cuando requerimos un tercero que intervenga en la gestión del conflicto;
  3. la conciliación, cuando el conflicto exige un tercero neutral, con conocimientos en mecanismos alternativos de solución de conflictos (MASC) y cualificado para solucionar las diferencias;
  4. el arbitraje, cuando requerimos resolver una controversia en tribunales de arbitramento sin llegar a la jurisdicción ordinaria, y
  5. el juicio, cuando llegamos a estrados judiciales.

 

¿Cuál es la relación entre conflicto y convivencia?

Para Eduard Vinyamata (1999), los conflictos simplemente describen situaciones de crisis y son una parte importante de la convivencia, así como lo son de la naturaleza humana, pero pueden alterar la armonía y generar tensión cuando no son manejados adecuadamente. Los conflictos en los espacios laborales, por ejemplo, bajan la productividad y aumentan el riesgo psicosocial, entendido como el malestar ante un entorno negativo.

Los conflictos laborales nacen —en muchas ocasiones— de pequeños «mal entendidos» o por comportamientos que pueden llegar a tocar el alma de nuestros compañeros(as) sin darnos cuenta y sin la más mínima intención de afectar a los otros. Un conflicto también puede ser una oportunidad para fortalecer la relación, o una situación para afectarla negativamente.

Segunda edición MASC Cartilla de conciliación en materia civil y comercial

¿Por qué asociamos los conflictos interpersonales con riesgos psicosociales?

El riesgo psicosocial se puede generar en nuestro espacio familiar y también en el laboral. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define los riesgos psicosociales como aquellas características de las condiciones de trabajo que afectan la salud de las personas a través de mecanismos psicológicos y fisiológicos. Los conflictos interpersonales son factores determinantes del riesgo psicosocial, porque cuando no son manejados adecuadamente inciden en el ambiente laboral de la organización y pueden generar una mayor afectación a la salud de los empleados(as).

Algunos factores que favorecen el riesgo psicosocial en el trabajo son los estilos de dirección, la deficiencia del trabajo en equipo, la comunicación deficiente, entre otros. Pero, ¿cómo se gestionan los conflictos para evitar los riesgos psicosociales? En primer lugar, los conflictos deben ser identificados oportunamente para manejarlos, hay que darles importancia y no ser indiferentes cuando se presentan. Luego, si desconocemos cómo manejarlos, debemos buscar a quien sabe gestionarlos, si no contamos con la competencia para hacerlo. Finalmente, debemos trabajar en superar las causas del conflicto.

La habilidad para manejar una diferencia entre compañeros requiere abordarlos de una manera asertiva y colaborativa, no dominante o impositiva. Reconocer las desavenencias, oportunamente, permite que no escalen a niveles de difícil manejo, donde la solución puede alejarse de nuestro rango de influencia.

¡Conoce algunas estrategias para afrontar conflictos!

  • Tener una actitud positiva frente al conflicto.
  • Valorar al otro, reconocerlo y pensar en la importancia de nuestra relación.
  • Reflexionar y conversar antes de condenar, el diálogo es una herramienta poderosa.
  • Recurrir a los principios y valores que nos guían: religiosos, institucionales, familiares, entre otros.
  • Analizar y definir claramente el problema o la diferencia.
  • Formular y valorar las alternativas para la toma de las decisiones durante la gestión de un conflicto.
  • Ser creativos a la hora de proponer alternativas para acercarme a una persona para resolver la diferencia: un chiste, una canción, un mensaje, un correo, etc.
  • Aplicar las alternativas más adecuadas y valorar los resultados.

Algunas conclusiones de nuestra jornada sobre gestión de conflictos

  • La confrontación puede ser productiva. No todos pensamos, sentimos, hablamos o discutimos igual. Cada ser es un mundo y, como tal, lleno de variedad. Todos(as) enseñamos y aprendemos, al mismo tiempo, ¡qué enriquecedor!
  • La creación y apropiación de espacios de convivencia requiere fortalecer principios y valores ciudadanos, promover la coexistencia pacífica y el desarrollo moral desde la infancia, así como el ejercicio de la corresponsabilidad y la solidaridad.
  • Los MASC evitan gastos innecesarios, de salud, dinero y tiempo, porque como dice el refrán popular, «es mejor un mal acuerdo que un buen pleito».
  • La oportuna gestión de los conflictos evita guerras, pequeñas y grandes, en los diferentes ámbitos de nuestra vida: interpersonales, familiares, escolares, barriales, locales, territoriales, nacionales e internacionales. ¡Por donde lo mires, siempre es mejor hablar que lamentar!

 

El IEMP te invita a continuar conociendo y a investigar mucho más sobre la gestión de los conflictos y la convivencia, es un tema que nos concierne a todas(os).


EL IEMP es convivencia

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[1] Texto basado en la exposición de Luis Enrique Martínez Ballén, jefe de la División de Investigaciones Sociopolíticas y Asuntos Socioeconómicos del IEMP, en la jornada de capacitación sobre Gestión de Conflictos y Convivencia.

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